lunes, 16 de abril de 2012

Cuando no hay nada que decir...

...es justo cuando va y a uno se le ocurre escribir.

Porque ya está todo tan gastado, manido y aburrido que incluso volver atrás sobre los pasos de las antiguas lecturas, aunque sea una antigüedad pequeña, se hace incluso más viejo, carca y depresivo.

Pasan muchas cosas, eso sí, pero son tan micro eventuales que no da más que para hacer, -si es que se quiere, se puede y se tiene ganas- un escrito muy rápido que será devorado por la opinión publicada, se pasará página incluso sin haberla leído entera y a otra cosa, la que sea, mariposa... o colibrí.

Las cortinas de humo son tantas y tantas que están casi quemadas, y aunque ya no se vean... es la misma realidad la que es una cortina muy pero que muy tupida de un humo de alquitrán, mezcla de asfalto, cemento y cristal que cuando lo quieres atravesar te haces daño y todo.

Total, que uno ya sabe lo que pasa, incluso lo que está por venir, así que estar pendiente de lo que la asquerosa y repugnante humanidad va a hacer, va a decir por lo que ha pasado, va a "pensar" por lo que sucede, sucederá... ¡¡es tan patético!!! que no queda otra que meterse en un mundo real e imaginario a la vez que es el de verdad UNO mismo, y aquellos que cómodamente se mueven en la inconsciencia... son engullidos -menos mal- por la pusilanimidad, eso es lo bueno.


Hasta más ver

                         H.


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